Antes de empezar con las diferencias entre los niños pequeños y los adultos, me gustaría aclarar que el proceso, los principios y el funcionamiento del mecanismo del lenguaje en el cerebro es exactamente el mismo, por tanto, las diferencias vienen determinadas realmente por las circunstancias.
Ya he dicho muchas veces que si seguimos los principios y confiamos en el proceso por el que todos y cada uno de nosotros adquirimos nuestra lengua materna, la adquisición verdadera del idioma se va a acabar produciendo antes o después, independientemente de la edad.
Una vez dicho esto, vamos ya con esas diferencias de tipo “circunstancial” que hacen que el proceso funcione todas y cada una de las veces con los niños pequeños, mientras que, desafortunadamente, esto no sucede en el caso de los adultos.
1. EL ENFOQUE TRADICIONAL GRAMATICAL DE LOS ADULTOS
Evidentemente, tenía que incluir la desafortunada predominancia masiva del enfoque tradicional gramatical entre los adultos como la primera de las diferencias con los niños pequeños.
Como acabo de decir hace un momento, el éxito del proceso sólo depende de seguir los mismos principios por los que todos y cada uno de nosotros adquirimos nuestra lengua materna. Sin embargo, en algún punto de la historia, los adultos nos empezamos a creer que el proceso es diferente en nosotros.
Empezamos a aprender los idiomas de forma consciente, a estudiar sus reglas gramaticales también de forma consciente, a memorizar listas de vocabulario… También empezamos a invertir la ley de causalidad y a creernos que nuestra práctica o producción es la clave de nuestra mejora, cuando el ejemplo de los niños pequeños nos muestra constantemente que aquélla es simplemente una consecuencia de la mejora que se ha producido a través de recibir “input”, información o entrada comprensible.
Empezamos, además, a corregir los errores conscientemente de forma compulsiva pensando que ese hecho nos estaba ayudando, cuando en realidad sucede todo lo contrario.
Es decir, se puede resumir diciendo que empezamos a hacer todo al revés con la esperanza de conseguir los mismos resultados. Una locura, lo mires por donde lo mires.
Ésta es la principal diferencia entre los niños pequeños y los adultos que hace que éstos tengan tantas dificultades en adquirir sus idiomas favoritos de forma verdadera. Si entendemos esto y confiamos en los mismos principios por los que todos aprendemos nuestra lengua materna, el proceso va a ser exitoso.
2. LA "PRISA" POR EMPEZAR A HABLAR
También he comentado ya en alguna ocasión, que la principal causa de frustración al aprender idiomas en los adultos, es el hecho de no ser capaces de hablar como nos gustaría en un momento dado.
Entiendo perfectamente que queramos ser capaces de producir lo antes posible, pues nuestro objetivo último es poder comunicarnos con personas de otros países en un idioma diferente al nuestro.
Sin embargo, es aquí donde radica la diferencia entre nosotros los adultos y los niños pequeños. Por falta de consciencia por parte de los niños, evidentemente, pero ellos nunca se preocupan por no ser capaces de hablar. Ellos no se frustran como nosotros, porque sólo empiezan a hablar cuando están preparados para ello.
Los adultos, sin embargo, intentamos forzar la producción desde el primer momento, y esto nos conduce a la frustración como decía anteriormente, porque el proceso simplemente no funciona así y nuestra capacidad de producir es una consecuencia de nuestra mejora a través de recibir información o entrada comprensible, y no al revés.
Como todos los problemas, éste está relacionado con el enfoque tradicional gramatical. Como nos han hecho creer que la producción o “práctica” es la causa de nuestra mejora, intentamos forzarla con la esperanza de que esto nos ayude a seguir mejorando. Pero, esto simplemente no se produce y sólo nos conduce a la frustración.
Con todo esto, no quiero decir que no intentes hablar ni que tengas que esperar más de un año como los niños para empezar a decir tus primeras palabras; lo único que quiero es que entiendas cómo funciona el proceso realmente y que no te frustres cuando no seas capaz de hablar como te gustaría. El proceso simplemente funciona así. Observa cómo nuestra capacidad para comprender siempre va bastante por delante de nuestra capacidad para producir.
Como decía, no hay absolutamente nada malo en intentar hablar, pero entiende que tu producción es en realidad una consecuencia y no una causa y que, por lo tanto, no se produce mejora alguna de forma directa cuando tú hablas. Ya he comentado en varias ocasiones, que evidentemente sí se produce una mejora de forma indirecta, puesto que cada vez que tú hablas con alguien se va a producir una respuesta, y esto te va a proporcionar grandes cantidades de “input”, información o entrada comprensible.
Por tanto, habla todo lo que quieras, pero entiende que el proceso funciona de forma diferente a como nos habían contado y que es normal que no seas capaz de producir todavía como te gustaría. Estoy convencido de que ésta es la causa principal de frustración en un estudiante de idiomas, y mi objetivo es ayudar a que desaparezca.
3. EL TIEMPO DE EXPOSICIÓN AL APRENDER UN NUEVO IDIOMA
El tiempo de exposición constituye una diferencia fundamental entre los niños pequeños y los adultos. Los niños pequeños tienen acceso a información o entrada comprensible (comprensible por el esfuerzo de los padres para que así sea a través de lenguaje sencillo, gestos, uso de juguetes...) prácticamente las 24 horas del día, mientras que nuestro tiempo de exposición se suele reducir a un par de horas de clase semanales.
Incluso si estas clases están basadas en los principios correctos y los alumnos están verdaderamente aprendiendo el idioma, la diferencia en el tiempo de exposición es bastante significativa. Al final, necesitamos escuchar múltiples repeticiones de ciertas palabras, frases o estructuras en contexto para ser capaces de adquirirlas y, por tanto, el tiempo de exposición es una variable fundamental. Siempre que la información sea comprensible, por supuesto. Ésta sigue siendo la clave fundamental.
Es por esta razón que escribí el eBook gratuito “El Mundo de los Idiomas”, para aportar ideas, claves y recursos por niveles para aumentar nuestro tiempo de exposición al idioma y seguir mejorando por nuestra cuenta fuera del aula a través de actividades interesantes y placenteras. Esto último también es importante respetarlo, porque si lo que estamos haciendo nos resulta pesado y aburrido, llegará un momento en el que acabemos por desistir.
Si conseguimos combinar las clases basadas en los principios correctos con todas estas actividades interesantes y placenteras, estaremos aumentando el tiempo de exposición y, por lo tanto, acelerando el proceso. Más adelante, además, llegará un momento en el que ni siquiera las clases sean necesarias y podamos seguir por nuestra cuenta utilizando los recursos del mundo real (conversaciones, intercambios de idiomas, series, películas, libros...), que se trata de la fuente de información más rica que existe.
Ésta es, por tanto, una diferencia bastante importante entre los niños pequeños y los adultos, pero si aumentamos nuestro tiempo de exposición al idioma, estaremos ayudando a acelerar nuestro proceso (siempre que sea comprensible, por supuesto). No es lo mismo recibir simplemente 2 horas semanales de clases de idiomas que incluir además el hábito de leer libros, ver documentales… durante una hora diaria. De esta forma, estaríamos pasando de 2 horas semanales a 9 horas, lo que constituye una gran diferencia. Además, estamos hablando de actividades interesantes y placenteras que, en muchos casos, ya realizábamos en nuestra propia lengua materna, por lo que no se trata de un esfuerzo en absoluto.
4. EL APRENDIZAJE CONSCIENTE
Ya lo he incluido parcialmente en el primer punto, pero creo que es importante volver a mencionarlo porque se trata de un concepto fundamental.
Los adultos seguimos empeñados, por culpa del enfoque tradicional gramatical por supuesto, en intentar aprender idiomas de forma consciente, es decir, a través del estudio de los mismos y sus reglas gramaticales, la memorización de palabras y expresiones…, lo que no sólo no conduce a ninguna parte, sino que acaba con la motivación de cualquiera. Creo que a todos nos suena esto en cierta medida.
Sin embargo, por falta de consciencia nuevamente, los niños adquieren su idioma materno de forma subconsciente, es decir, a través de asociar unas ciertas palabras, frases, expresiones…, a su significado. Por decirlo de una forma sencilla, los niños progresan cuando entienden lo que les están diciendo, simplemente. Es así que funciona el proceso, al final es tan sencillo como eso.
A través de recibir información o entrada comprensible, procesamos el lenguaje en nuestro cerebro hasta que llega un momento en el que estamos preparados para empezar a producir de forma espontánea y natural.
Para explicarlo nuevamente de una forma muy simplificada, la idea es asociar “bird” con la idea de un pájaro o la representación mental del mismo, y no con su equivalente en español “pájaro”. Y no sólo con palabras sueltas, sino también con frases, estructuras y el lenguaje en general.
Por otra parte, cualquier enfoque que confíe en la memoria consciente está condenado a fracasar y, desafortunadamente, éste es uno de los pilares del enfoque gramatical tradicional.
5. EL CONTEXTO
Toda la información que reciben los niños tiene un contexto, es decir, está generalmente encuadrada dentro de una historia, y tiene como objetivo principal la comunicación. No olvidemos que esto es lo más importante, y no la forma (gramática, terminaciones concretas, conjugaciones...).
Gracias nuevamente a “nuestro amigo” el enfoque gramatical tradicional, nosotros los adultos estamos muy acostumbrados a realizar actividades sin ningún tipo de contexto, a ejercicios que se centran en “ciertas partes” del idioma de forma aislada.
El contexto, sin embargo, es algo fundamental, porque nos ayuda a entender el significado de muchas palabras, frases o expresiones y, en última instancia, a asociar éstas con su representación mental, lo que es clave para el proceso de adquisición del idioma.
Creo que, de una u otra manera, todo el proceso de aprendizaje de un idioma debería basarse en historias con contexto cuyo objetivo principal es la comunicación, pues es así que funciona la vida real. Cuando conocemos a alguien, le contamos la historia de nuestra vida, la otra persona nos cuenta la suya; contamos una historia cuando explicamos un evento pasado; creamos una historia cuando hablamos sobre un evento futuro; y los ejemplos son interminables.
Espero de corazón que te haya gustado este artículo y que te haya ayudado a ver que una vez que centramos nuestro proceso en los mismos principios por los que todos y cada uno de nosotros adquirimos nuestra lengua materna, el resultado va a ser satisfactorio y se va a producir la adquisición real del idioma.
Gracias por leerlo y no dudes en dejarme tus comentarios, sugerencias, preguntas… en la sección de abajo.
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