Quiero compartir hoy con vosotros las que considero las 10 claves principales para entender el proceso de cómo aprender un idioma cualquiera. Eso es, CUALQUIERA.
Estas 10 claves engloban tanto detalles técnicos para comprender cómo funciona el mecanismo del lenguaje en nuestro cerebro, como detalles más prácticos, pasando por una cierta reprogramación de algunas de nuestras creencias más arraigadas sobre el aprendizaje de idiomas. Como ya comenté en el artículo sobre las creencias limitantes, creo que es necesario combatir estas creencias que el enfoque tradicional de enseñanza de idiomas ha colocado en nuestro cerebro y reemplazarlas por otras más adecuadas que nos dicen que cualquier persona puede aprender cualquier idioma mientras disfruta del proceso. ¿Suena bien esto último verdad? No sólo suena bien, sino que es real.
Vamos entonces con las 10 claves para entender el proceso de cómo aprender un idioma cualquiera.
1. LA INFORMACIÓN, "INPUT" O ENTRADA COMPRENSIBLE
Como ya he comentado en innumerables ocasiones, la clave esencial para la adquisición de una lengua es el “input”, información o entrada comprensible. Es a través de él que continuamos progresando y desarrollando todas nuestras habilidades lingüísticas.
Al recibir información que nos resulta comprensible (como siempre digo, esto no quiere decir entender todas y cada una de las palabras, sino el sentido general del mensaje), procesamos el lenguaje en nuestro cerebro y construimos una representación mental del mismo, lo que tendrá como consecuencia la mejora de nuestras habilidades y la aparición de nuestra capacidad para producir de manera espontánea y natural.
Por muy extraño que pueda sonar esto de la representación mental del lenguaje, no hay más que mirar al ejemplo de los niños pequeños y su lengua materna, nuevamente.
Los niños pequeños reciben información, "input" o entrada comprensible (es comprensible porque sus padres y familiares hacen el esfuerzo porque así sea, con la ayuda de lenguaje sencillo, gestos, juguetes...) durante año y medio, dos años, o el tiempo que le lleve a cada uno, hasta que están preparados para empezar a hablar.
El hecho de que no digan ni una palabra no quiere decir que no estén progresando, sino simplemente que todavía no están preparados para empezar a hablar. Podemos comprobar perfectamente que están progresando porque cada vez pueden entender más y más del idioma.
La diferencia entre el caso de los niños y el nuestro como adultos es que los niños no se preocupan por no ser capaces de hablar todavía (en general, tampoco lo hacen los padres, saben que tarde o temprano el niño va a empezar a hablar), ya que no son conscientes de ello.
Aunque entiendo perfectamente la mentalidad de adulto de poder ser capaz de hablar cuanto antes, al final sólo tenemos que confiar en el proceso de adquisición del lenguaje y saber que acabará apareciendo nuestra habilidad para comunicarnos.
Tenemos el ejemplo de los niños y sabemos que siempre funciona, así que todo el mundo debe centrarse en recibir información, "input" o entrada comprensible y confiar en el proceso.
Es simplemente un cambio de mentalidad y, como en el caso de los niños, podemos comprobar nuestro progreso al ver que cada vez entendemos más y que nuestra capacidad para hablar empieza a mostrarse poco a poco.
2. CENTRAR LA ATENCIÓN EN EL MENSAJE
Ésta es absolutamente fundamental también. Tenemos que centrar nuestra atención en el mensaje y la comunicación, y no en la forma como estamos acostumbrados.
Evidentemente, este problema procede del enfoque tradicional de enseñanza en el que toda nuestra atención está puesta en la forma (terminación de una palabra, conjugación correcta, ortografía...) gracias a ejercicios gramaticales, exámenes y otras actividades parecidas.
Relacionada con este concepto está la mundialmente conocida corrección de errores que comentaré más adelante. Como ya veremos, la corrección consciente de un error no hace que puedas producirlo correctamente la próxima vez, sino que esto se producirá cuando lo escuches correctamente en contexto un número “x” de veces. Por eso, no encuentro ningún sentido en centrar nuestra atención en si una determinada palabra tiene una determinada terminación o en cosas similares.
Además, al salir al mundo real, podemos comprobar que al 99,9% de la gente lo único que le importa es la comunicación, que es lo realmente importante.
Nuevamente, entiendo que queremos hablar lo mejor posible, pero ya sabemos que la clave para ello está en la parte de “input” o de recepción de información, y no en centrar nuestra atención en la forma o en corregir nuestros errores.
Sé que no es sencillo porque estamos muy acostumbrados a ello, pero debemos relajarnos un poco más y despreocuparnos tanto de nuestros errores como de los de los demás, y centrarnos en la comunicación que es lo realmente importante.
El hecho de centrar nuestra atención en la forma, tiene también unos efectos secundarios no deseados que voy a comentar también en el punto sobre la corrección de errores.
3. NO FORZAR LA PRODUCCIÓN
Esta clave está relacionada con aquello que comenté en el primer punto y, como he dicho, entiendo perfectamente el deseo de ser capaz de hablar cuanto antes, pero creo que es necesario entender que no debemos forzar la producción porque he observado que representa probablemente la mayor causa de frustración en un estudiante de idiomas.
Cuando hablo de no forzar la producción, no estoy tratando de coartar nuestras ganas de hablar y comunicarnos en nuestro lenguaje objetivo, ni mucho menos. Me estoy refiriendo al enorme sentimiento de frustración que aparece en nosotros por no ser capaces de producir de la forma que nos gustaría.
Esto se debe, nuevamente, al desconocimiento del proceso por el que un idioma es realmente adquirido. Tenemos que entender que nuestra capacidad para producir es un resultado de la mejora producida a través de la recepción de información, "input" o entrada comprensible. Por eso, durante el proceso de adquisición de una lengua, nuestra capacidad para producir siempre va a estar por detrás de nuestra capacidad para comprender el idioma.
Al ser capaces de entender una buena parte de lo que escuchamos, nos creemos que deberíamos ser capaces de hablar en un nivel similar, y es ahí cuando aparecen las frustraciones, porque todos hemos comprobado que no es así.
Este problema también se origina en parte por el enfoque tradicional de la enseñanza de idiomas, nuevamente. Al aprendernos unas ciertas reglas gramaticales, frases o palabras de vocabulario de forma consciente, nos hacen creer que deberíamos ser capaces de producirlas perfectamente, pero esto no es así. Al ser aprendizaje consciente, somos capaces de usarlas en ejercicios y exámenes porque tenemos todo el tiempo del mundo para recordarlas conscientemente, pero en el discurso de la vida real esto no sucede y de nuevo aparecen las frustraciones.
¿Quién no recuerda ese momento en una clase de inglés en la escuela, instituto… en el que el profesor/a iba a hacer una pregunta y todos pensábamos: que no me pregunte a mi, que no me pregunte a mi?. Nadie quería exponerse a una pregunta que requiriese un discurso real porque el aprendizaje consciente no hacía que fuésemos capaces de producir espontáneamente y lo pasábamos mal delante de toda la clase.
Por tanto, mi consejo es el de no forzar la producción y seguir centrándonos en recibir el máximo posible de información o entrada comprensible. Nuevamente, todo se reduce a confiar en el proceso y saber que nuestro progreso se está realmente produciendo si seguimos los principios correctos.
Una vez que entiendes el proceso y reprogramas esa creencia sobre la producción, vas a poder empezar a comunicarte sin ningún miedo a cometer errores o a que tu discurso no suene muy “nativo”, pues sabes que es completamente normal y que simplemente necesitas recibir más información, "input" o entrada comprensible para seguir mejorando. El hecho de que todavía no seas capaz de comunicarte como te gustaría no significa que seas un “zoquete” o creencias similares, sino simplemente que todavía no has llegado a ese punto en tu proceso de adquisición de la lengua.
He observado que una vez que tenemos esto claro, nuestra frustración por no ser capaces de comunicarnos como nos gustaría disminuye enormemente, pues sabemos que es parte del proceso.
4. OLVIDARSE DEL APRENDIZAJE CONSCIENTE
Ya he comentado brevemente alguno de los problemas del aprendizaje consciente del idioma, de sus reglas gramaticales, frases, listas de vocabulario…, pero quiero entrar un poco más en profundidad en el asunto.
Toda la vida nos han dicho que necesitamos aprender las reglas gramaticales conscientemente, memorizar listas de vocabulario y lo que llamamos “practicar” para ser capaces de comunicarnos en el idioma. El problema de este enfoque, como muchos hemos comprobado, es que cuando sales al mundo real esto no ayuda en absoluto.
Cuando has aprendido de esta forma y quieres comunicarte en el mundo real, observas cómo necesitas pensar conscientemente todo lo que quieres decir, lo que te lleva a ese dubitativo con numerosas pausas que todos hemos observado alguna vez cuando alguien habla en un idioma diferente al suyo materno. Este proceso es, además muy cansado. Imaginad que todos hablásemos así en nuestra propia lengua materna! Sería cansadísimo y todos acabaríamos por no decir ni una palabra.
Ahora ya sabemos que la clave para la adquisición de un idioma es el “input”, información o entrada comprensible, así que no necesitamos llevar a cabo todo ese aprendizaje consciente al que estamos acostumbrados. ¿No me digáis que esto no es un alivio?. Para mi fue un enorme alivio saber esto.
Se que algunos podéis estar pensando que los niños pequeños sí reciben clases de gramática en su lengua materna, pero observad cómo esto siempre se produce a posteriori, es decir, cuando los niños son perfectamente capaces de comunicarse sin ningún problema. No hay ningún problema con el estudio de la gramática por la razón que sea (queremos una visión más consciente del idioma, queremos conocer las reglas...), siempre que se produzca a posteriori. Sin embargo, mi opinión personal es que tampoco es necesario.
En el siguiente punto sobre la corrección de errores veremos un ejemplo de cómo nuestro cerebro desarrolla las reglas gramaticales sin ninguna necesidad de su aprendizaje consciente.
Además, el aprendizaje consciente confía toda su eficacia al conocimiento consciente y la memoria, por lo que todo eso se pierde al no haber sido adquirido o interiorizado por el mecanismo del lenguaje en nuestro cerebro.
Recuerdo un ejemplo de esto en mi caso personal con el que seguro os sentís identificados. El primer año que viví en Polonia, recuerdo preguntar a mis amig@s polac@s: ¿Cómo se dice “x” en polaco?. Después de preguntarlo, me “maravillaba” darme cuenta de que en menos de 5 minutos se me había olvidado. No en unos días, ni en una semana, en menos de 5 minutos! Lo más “interesante” de todo es que me pasaba muchas veces y que a otros amigos también les pasaba exactamente lo mismo. Esto me llevaba a los típicos pensamientos de: “¿Cómo es posible?”, “soy un zoquete” y similares.
Afortunadamente, ya sabemos que no somos ningunos zoquetes porque nos suceda esto, sino que simplemente el proceso de adquisición de una lengua funciona de forma diferente a lo que siempre nos habían contado.
Por tanto, yo recomiendo olvidarse del aprendizaje consciente del idioma porque no es necesario y porque el proceso se va a volver mucho más placentero. Para aquellos que sí os guste el aprendizaje consciente podéis continuar con él si así lo consideráis, pero acordaos de llevarlo a cabo a posteriori, pues el aprendizaje consciente no provoca la adquisición del idioma.
5. OLVIDARSE DE LA CORRECCIÓN DE ERRORES
Vamos ahora con la mundialmente conocida corrección de errores, la cual está muy arraigada en nuestras creencias sobre el aprendizaje de idiomas, desafortunadamente.
En clases de idiomas, en la vida real..., observamos constantemente como los errores gramaticales son corregidos conscientemente. Esto se produce por la idea equivocada de que de esta forma seremos capaces de producirlos correctamente la próxima vez. Ya sabemos, sin embargo, que esto no se produce. Antes de entrar con algunos ejemplos, observad cómo en muchas ocasiones sois perfectamente conscientes del error cometido o de la regla que ha sido producida erróneamente, pero esto no hace que la produzcáis de forma correcta.
Ya he comentado en alguna ocasión el caso significativo de un regla gramatical tremendamente sencilla desde el punto de vista consciente en el idioma inglés. Se trata de la regla de añadir “-s” en la tercera persona del presente. Sabemos que se trata de una regla extremadamente sencilla desde el punto de vista consciente, pero constantemente observamos cómo se producen errores al producirla. Cuando cometemos un error relacionado con dicha regla, en la gran mayoría de los casos conocemos la regla perfectamente y sabemos cuál es la forma correcta. Es por ello que la corrección consciente de dicho error no nos va a ayudar a producirlo correctamente la próxima vez (ya que conocemos perfectamente su forma correcta desde un punto de vista consciente), sino que necesitamos escucharlo correctamente en contexto un número “x” de veces, para que se produzca su adquisición real.
Hay otro ejemplo con el español y los niños pequeños. Todos hemos observado cómo los niños pequeños suelen decir “rompido” en lugar de “roto” al principio. En primer lugar, su cerebro ha desarrollado la regla del participio a partir de otros ejemplos (comer-comido, correr-corrido…), así que ya vemos que no necesitamos aprender las reglas gramaticales conscientemente, como comentaba en el punto anterior. A continuación, vemos cómo el niño sigue diciendo “rompido” a pesar de decirle conscientemente que la forma correcta es “roto”, y que no será hasta que lo escuche varias veces de forma correcta que podrá producirlo correctamente. Observad bien esto porque es un ejemplo significativo.
Vemos, por tanto, como la corrección de errores no ayuda a cumplir el objetivo para el que está pensada. Pero, lo peor no es su falta total de eficacia, sino los efectos secundarios negativos que provoca.
Creo que todos podemos identificarnos con lo que voy a decir a continuación. ¿Qué pasa cuando te corrigen todos los errores que cometes al hablar en un idioma extranjero?. Exacto, que empiezas a desarrollar miedo a hablar por el temor a cometer errores. Primero de todo, esto se produce por esa idea absurda de perfeccionismo y de demonización del error que tenemos en nuestra sociedad. Pero el principal problema es que, aún siendo conscientes del hecho de que no pasa absolutamente nada por cometer errores (es más, son necesarios en todos los aspectos de nuestra vida), esta corrección nos sigue afectando de alguna forma a un nivel subconsciente.
Este sentimiento de miedo que se produce en nuestro interior es uno de los principales responsables de que se produzca el abandono de un idioma determinado e, incluso, de que lleguemos a odiar el aprendizaje de los mismos.
Por tanto, tenemos que ser conscientes en primer lugar de que los errores son perfectamente normales y de que no pasa absolutamente nada por cometerlos, y segundo, tenemos que olvidarnos de poner nuestra atención tanto en los errores propios como en los ajenos, pues así nos centraremos en la comunicación y el mensaje, y no en la forma, como comenté en el primer punto. De esta forma, el proceso será mucho más placentero para todos. Y más efectivo, por cierto.
6. PACIENCIA Y CONFIANZA EN EL PROCESO
Al final es imprescindible tener paciencia y confiar en el proceso, porque esta confianza nos va a evitar muchos momentos de frustración.
Ya hemos visto cómo el hecho de querer producir cuanto antes nos puede causar frustración y ansiedad. En general y especialmente al principio, nuestra capacidad de producir siempre va a ser menor de lo que nos gustaría, pero no debemos preocuparnos porque ya sabemos que forma parte del proceso de adquisición de una lengua.
Como ya sabemos que nuestra producción siempre viene después y es una consecuencia de la información recibida, no nos vamos a preocupar por el hecho de no poder producir demasiado al principio, pues sabemos que ese momento llegará y que debemos centrarnos en el “input”, información o entrada comprensible. Este “input” será la clave para nuestra mejora, y no la “práctica” como siempre hemos creído.
Como he comentado anteriormente, podremos comprobar nuestro progreso al ver que cada vez podemos entender más del idioma. Poco a poco, además, veremos cómo empezamos a ser capaces de producir de forma espontánea y natural, por lo que podremos combatir esa pequeña incertidumbre que el proceso de adquisición de una lengua puede generar en nosotros.
Después de todo, no se trata nuevamente sino del mismo proceso por el que todos los niños pequeños adquieren su lengua materna. Aunque se produce por falta de consciencia en su caso, ellos no se preocupan en absoluto por no ser capaces de producir, y nosotros deberíamos hacer lo mismo, porque sabemos que el proceso funciona siempre con ellos.
Lo más significativo es que todos los adultos confiamos en el proceso por el que los niños pequeños adquieren su lengua materna pero, sin embargo y no sé por qué razón, no lo hacemos cuando somos nosotros los que aprendemos un nuevo idioma. No necesitamos hablar con los adultos de la misma forma que lo hacemos con los niños, pero los principios tienen que ser los mismos porque sabemos que funcionan.
Por tanto, necesitamos confiar en el proceso porque sabemos que es el correcto, ya que tenemos innumerables ejemplos de su eficacia constantemente.
7. CÓMO APRENDER UN IDIOMA? DISFRUTA DEL PROCESO
Como ocurre con todos los puntos, el hecho de disfrutar del proceso está estrechamente relacionado con el enfoque de aprendizaje del idioma.
Evidentemente, es mucho más difícil disfrutar del proceso cuando lo que haces es estudiar gramática, memorizar frases y palabras, hablar teniendo que pensar conscientemente todo lo que quieres decir… Por eso, simplemente con el cambio de enfoque, nuestro proceso se va a volver mucho más placentero.
Como he comentado en varias ocasiones, cuán diferente es aprender un idioma de la forma que acabo de comentar a hacerlo mientras leemos libros apasionantes, vemos nuestros programas, deportes o documentales favoritos, charlamos con personas de otras partes del globo, asistimos a clases en las que pasamos un buen rato y la atención está en la comunicación… Es como la noche y el día, sinceramente.
No hay nada más placentero que aprender mientras hacemos cosas que nos interesan. Y efectivo, por cierto.
Por eso, aunque entiendo que en el fondo siempre estamos pensando en mejorar nuestras habilidades, debemos olvidarnos un poco del objetivo o del resultado y centrarnos en disfrutar del proceso de adquisición del idioma porque además, y paradójicamente, va a ser más eficaz y vamos a llegar más lejos.
No quiero ni pensar la cantidad de personas que han desistido de los idiomas por el esfuerzo, el aburrimiento, la monotonía, la ingratitud y la ineficacia del enfoque tradicional de aprendizaje de los mismos.
8. CONSTRUIR HÁBITOS
Una de las principales diferencias entre los niños pequeños con su lengua materna y los adultos con una lengua extranjera es que los primeros tienen acceso a información prácticamente las 24 horas del día mientras que los adultos nos limitamos a las 2-3 horas semanales de las clases de idiomas.
Hay una gran diferencia en el número de horas de exposición al idioma y, por ello, creo que es muy importante construirse hábitos para seguir recibiendo información y mejorando nuestras habilidades fuera del aula.
Nuevamente, estos hábitos van a consistir en leer libros, ver nuestros programas favoritos y otras actividades placenteras, así que no os asustéis cuando hablo de construir hábitos.
El tiempo va a depender de la disponibilidad y de las ganas de cada uno, pero creo que no es difícil sacar una hora al día para seguir mejorando nuestras habilidades por nuestra cuenta. Si estamos yendo a clases del idioma en cuestión 3 horas a la semana, este simple y placentero hábito nos ayudaría a recibir 10 horas semanales de información en el idioma en lugar de sólo 3. Hay una gran diferencia de 3 a 10 horas semanales y, nuevamente, estamos hablando de actividades que nos gusta hacer, por lo que no creo que sea un gran esfuerzo.
Si no conseguimos dedicar una hora al día, siempre podemos empezar con 20-30 minutos al principio y empezaremos a construir el hábito poco a poco. Además, ya veréis cómo la naturaleza placentera de las actividades os dará ganas de aumentar el tiempo de exposición.
La información contenida en estas actividades tiene que cumplir dos premisas importantes, tiene que ser comprensible e interesante. Es evidente que tiene que ser comprensible porque sino sólo sería ruido, por eso debemos encontrar recursos que podamos entender (como ya he dicho alguna vez, no hace falta entender cada palabra, sino el sentido general).
Por su parte, el hecho de que nos resulte interesante va a mantener nuestra motivación intacta, pues estamos llevando a cabo actividades que nos gusta hacer en nuestra propia lengua materna.
El recurso a elegir va a depender de nuestro nivel, pero sólo tenemos que respetar los principios de la Lectura Voluntaria Libre y desechar aquello que no nos resulte comprensible. Algunas de estas actividades pueden ser: lectura de cómics y varios tipos de libros; ver documentales, series, películas, programas de TV; ver eventos deportivos; intercambio de idiomas con personas de otras partes del mundo…
Yo puedo dedicar alrededor de tres horas al día de media a mejorar mis habilidades en diferentes idiomas de esta forma y puedo corroborar que es algo realmente placentero que además marca la diferencia. Así que todo el mundo a leer sus libros y ver sus programas favoritos! Qué manera tan dura de aprender un idioma eh!
Nota: no soy muy amigo de ver programas, series... con subtítulos. En el caso de subtítulos en nuestra lengua materna, creo que no ayudan en absoluto. En cuanto a subtítulos en el propio idioma objetivo, no soy tan tajante en cuanto a su eficacia porque no estoy del todo seguro de que no ayuden. En cualquier caso, siempre es mejor ver algo que podamos comprender sin subtítulos, así que mi consejo es el de no utilizarlos.
9. DECIRTE LA VERDAD A TI MISM@
¿A qué me refiero con esto?
A lo que me refiero es a decirnos la verdad a nosotros mismos sobre el punto en el que nos encontramos y no forzar la situación. Me explico.
En el ejemplo de los hábitos anteriores de leer libros, ver programas de televisión, series… he observado en muchas ocasiones, especialmente en mi mismo, que tendemos a forzar las cosas por una cuestión de orgullo o no se que otra razón. Intentamos acceder a contenidos para los que todavía no estamos preparados y seguimos adelante con ellos a pesar de no ser comprensibles por temor a reconocer que no somos capaces de entenderlos.
Como he dicho anteriormente, el hecho de no ser capaz de entender un contenido determinado no significa que seas un zoquete, carezcas de talento... , sino simplemente que no has llegado a ese punto todavía, por lo que no pasa absolutamente nada por reconocértelo a ti mismo, dejarlo de lado y empezar con algo más sencillo, siguiendo los principios de la Lectura Voluntaria Libre.
En muchas ocasiones me he encontrado a mi mismo intentando acceder a un contenido que no me resultaba comprensible y parece que hay una especie de barrera psicológica que nos impide reconocer que no podemos entenderlo y que debemos empezar con algo más sencillo. Creo que nos da miedo reconocer, aunque sólo sea a nosotros mismos, que hay algo que no sabemos o que no podemos comprender en este momento. Sin embargo, repito que no pasa absolutamente nada por reconocer este hecho y dejar ese determinado contenido para más adelante. Esto nos ayudará, además, en nuestro proceso de adquisición del idioma y nos evitará muchos momentos de frustración.
Nuevamente entiendo que queramos tener acceso a contenidos tremendamente interesantes y complejos lo antes posible, pero al final es sólo una cuestión de confiar en el proceso y tener paciencia, porque ese momento llegará y será increíblemente satisfactorio.
Este hecho de decirnos la verdad a nosotros mismos vale también para cualquier circunstancia relacionada con nuestro idioma objetivo. De nuevo por temor a reconocer que no entendemos algo, observo en muchas ocasiones (principalmente en mi mismo, nuevamente) al mantener una conversación en nuestro idioma objetivo como ponemos cara de poker y afirmamos con la cabeza con la esperanza de que la otra persona no se de cuenta de que no le hemos entendido. ¿Creo que nos suena esto, verdad?. Con lo fácil que sería decirle que nos lo repitiera, simplemente.
Nuevamente creo que se trata de un temor irracional a reconocer que no sabemos o que no entendemos algo. Debemos darnos cuenta, sin embargo, que somos nosotros mismos los únicos perjudicados de esta situación, pues en este caso no estamos recibiendo información o entrada comprensible y, por lo tanto, tampoco mejoramos nuestras habilidades lingüísticas.
Si os dáis cuenta, además, muchas de estas situaciones no se producen por falta de conocimiento, sino por culpa de un ruido de fondo, vocalización confusa y otras causas similares. ¿Cuántos veces tenemos que decir a alguien en nuestra propia lengua materna que nos repita algo porque no le hemos entendido?. En este caso no dudamos en decir que nos repitan la frase, pero por razones psicológicas tendemos a pensar que la culpa es nuestra cuando esto ocurre en una lengua extranjera y tenemos miedo a reconocer que no lo hemos entendido. Y, aunque no lo entendamos por no tener los conocimientos suficientes, tampoco pasa nada por decir que nos lo repitan o expliquen de una forma diferente.
Por lo tanto, en cualquier situación de nuestra vida relacionada con nuestro idioma objetivo, ya sea viendo una serie, leyendo un libro, manteniendo una conversación, asistiendo a una clase... , no debemos tener miedo en reconocer (primero a nosotros mismos) que algo no nos resulta comprensible, pues es perfectamente normal y forma parte del proceso. Muchas momentos de frustración al aprender un idioma extranjero se producen por esta razón, por esta falta de honestidad y, en cierto sentido, de humildad. Como ya he dicho en varias ocasiones, además, el hecho de no entender algo es perfectamente normal y sólo indica que no hemos llegado a ese punto todavía y no que seamos unos zoquetes, carezcamos de talento...
10. SABER QUE TODOS PODEMOS APRENDER CUALQUIER IDIOMA
Después de todos los puntos anteriores, al final todo se reduce a esto, a saber que ABSOLUTAMENTE TODOS podemos aprender cualquier idioma.
Tal y como sucede en el caso de los niños pequeños y su lengua materna, habrá personas que avancen un poco más deprisa o más despacio, que empiecen a producir un poco antes o un poco después…, pero siguiendo los principios correctos TODOS podemos aprender cualquier idioma.
Como expliqué en el artículo sobre lo que saben los políglotas que tu no sabes, al basar nuestro aprendizaje de un idioma en la gramática, listas de vocabulario y el aprendizaje consciente, creemos que la capacidad de estudio, la memoria, el talento… son factores fundamentales para el éxito, pero ya hemos visto que no lo son en absoluto.
La clave para el éxito reside en aplicar los principios correctos de adquisición de un idioma, que no son sino los mismos por los que todos nosotros adquirimos nuestra lengua materna.
Al contrario del enfoque tradicional, además, vamos a ser capaces de adquirir un idioma realmente mientras disfrutamos del proceso, y creo que ésta es la razón por la que muchísima gente abandona los idiomas con el mencionado enfoque tradicional consciente.
Espero de corazón que este artículo os haya servido para replantearos muchas creencias y para descubrir las posibilidades del maravilloso mundo de los idiomas. Saber todo esto realmente cambió mi vida y me ayudó a darme cuenta de que los idiomas son mi verdadera pasión. Un abrazo enorme a todos y espero vuestros comentarios, dudas, sugerencias…
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