Estoy seguro de que mi respuesta te va a sorprender, porque yo creo que NO hay idiomas más complejos que otros. Antes de que pienses que me he vuelto loco y me hables sobre aprender chino, déjame explicar y matizar esta respuesta.
Está claro que sí existen idiomas más difíciles que otros desde el punto de vista gramatical, idiomas con varias declinaciones, con muchos tiempos verbales, con géneros masculino, femenino y neutro…, y otras características "divertidas". Sin embargo, desde el punto de vista de la adquisición real de un idioma, pienso que no hay lenguas más difíciles o fáciles que otras puesto que el mecanismo del lenguaje en el cerebro es el mismo independientemente del idioma del que estemos hablando.
La prueba de esto es que absolutamente todos los niños acaban adquiriendo su lengua materna, sea cual sea ésta. No nos olvidemos de que los niños chinos no nacen sabiendo chino. Esto puede parecer muy evidente, pero los adultos nos olvidamos de ello cuando queremos aprender una segunda lengua.
Entonces, creo que los idiomas no son más fáciles o más difíciles “per se”, sino que algunos llevan más tiempo aprenderlos como adultos dependiendo de nuestra lengua materna por las razones que voy a explicar a continuación. Antes de explicar por qué unos idiomas llevan más tiempo aprenderlos que otros, fíjate como el mismo idioma, por ejemplo, el italiano, puede parecer mucho más “fácil” para un hispano-parlante que para un nativo japonés. Por tanto, el idioma en sí no es más fácil o más difícil, sino que simplemente necesitamos más tiempo para aprenderlo dependiendo de nuestra lengua materna o de si conocemos otras lenguas.
Y la clave fundamental no consiste en que un idioma sea más “fácil” o más “difícil” dependiendo de nuestra lengua materna, sino que la clave radica en que seremos capaces de acceder a lo que yo llamo “información o input comprensible del mundo real” más rápidamente si nuestro idioma materno o alguno que ya hablemos es más parecido al idioma que estamos aprendiendo.
Cuando hablo de “información o input comprensible del mundo real” me refiero a conversaciones con personas en la calle, a ver series o películas, a leer libros, a intercambios de idiomas con personas nativas… Es decir, me refiero a actividades o acciones que ya realizamos normalmente en nuestra vida real en nuestra propia lengua materna.
Déjame ponerte un ejemplo personal para que veas a lo que me refiero. Hace ya unos meses decidí empezar una especie de experimento que consiste en aprender un idioma sin gastar ni un segundo de mi tiempo en el estudio consciente de las reglas gramaticales, memorización de vocabulario… y todas estas cosas a las que, desafortunadamente, estamos tan acostumbrados. Yo ya estoy convencido de que es perfectamente posible, pero quiero ser capaz de demostrarlo.
Decidí elegir el italiano debido a su similitud con el español y al hecho de que jamás había tenido ningún contacto con el mismo antes del experimento. Pues bien, empecé a ver dibujos animados y poco a poco fui utilizando otros recursos paulatinamente más complejos que explicaré más detalladamente cuando acabe el experimento.
Lo realmente importante para este artículo es que en el tercer mes ya era capaz de ver series en italiano. Repito que es un caso especial debido a su similitud con el español, pero creo que es una perfecta oportunidad para beneficiarnos de ello. Por tanto, en el tercer mes ya había alcanzado ese punto en el que lo que yo llamo “información del mundo real” me resultaba comprensible, y llegado allí el proceso ya depende enteramente de mí mismo y de mis ganas de aprenderlo, puesto que puedo empezar a ver todas las series que quiera y convertirlo en un hábito diario, como hice.
En ese momento no hablaba nada de italiano, pero ya sabemos que la parte fundamental es la de recibir información, "input" o entrada comprensible y que nuestra capacidad de producir es una consecuencia que acabará por aparecer si seguimos los principios correctos. Por tanto, ya en el tercer mes llegué al punto en el que podía ver varios capítulos al día de series si me apetecía para acelerar el proceso, porque al final éste depende de la cantidad de información o entrada comprensible que recibimos.
Y en el extremo opuesto está el caso del polaco, en el que tuvo que pasar mucho más tiempo hasta que la información de la vida real me empezó a resultar ligeramente comprensible.
Por lo tanto, la diferencia fundamental no está en que un idioma sea más fácil o más difícil que el otro, sino en el hecho de que, debido a su similitud con el español, el italiano me resultaba más comprensible desde el primer momento y, gracias a eso, llegué a ese punto en el que la información de la vida real me resulta comprensible mucho más rápido.
Y es en ese punto en el que el aprendizaje va a despegar, porque ya tenemos acceso a información o entrada comprensible de la vida real a través de actividades interesantes y placenteras que, en la mayoría de los casos, ya realizábamos en nuestra propia lengua materna. Ese es el punto en el que como digo yo “ya no hay quien nos pare”, porque el proceso depende de nosotros mismos, de nuestras ganas de mejorar, de cuántos capítulos de series queramos ver al día, de cuántas conversaciones queramos tener con personas hablantes de dicho idioma…
Cuando hablo de conversaciones con hablantes nativos ya sabemos, gracias a este artículo sobre el poder de los intercambios de idiomas, que no necesitamos forzar la producción y que ambos participantes pueden utilizar su idioma materno para ayudarse mutuamente en una situación de estrés prácticamente inexistente, especialmente al principio.
En ese punto que estoy comentando, ya sólo se trata de recibir información o entrada comprensible a través de actividades tremendamente interesantes y de confiar en el proceso sabiendo que nuestra capacidad para producir va a acabar apareciendo. Me parece que es una forma bastante interesante de aprender un idioma, ¿no lo crees?.
Por ello, en este caso concreto de mi experiencia personal, la diferencia no está en que el polaco sea más difícil que el italiano, sino en el hecho de que, gracias a la similitud de éste con el español, pude acceder a información o entrada comprensible de gran interés mucho más rápido, y ese es el punto que marca la diferencia en la adquisición de un idioma.
Quiero agradecerte como siempre por leer este artículo, y espero que te haya servido para seguir derribando barreras en el mundo del aprendizaje de idiomas y para motivarte y darte cuenta, como siempre digo, de que TODOS podemos aprender CUALQUIER idioma mientras disfrutamos del proceso. Repito esta última frase con mucha frecuencia porque estoy totalmente convencido de ello y porque quiero que se te grabe a fuego en la cabeza.
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