Bajo mi punto de vista, éstos son algunos de los principales errores de los cursos de idiomas tradicionales de gramática.
Como ya he comentado en alguna ocasión, el problema no es sólo la ineficacia de una determinada actividad, enfoque… desde el punto de vista digamos técnico de aprendizaje de un idioma, sino también sus efectos perjudiciales cuando hablamos de motivación, actitud, diversión… de los estudiantes, los cuáles pueden llegar a incluso odiar los idiomas por culpa de estos enfoques completamente inadecuados.
1. CENTRAR LA ATENCIÓN EN LA FORMA Y NO EN EL MENSAJE
Día tras día seguimos cometiendo el mismo error de centrar toda nuestra atención en la forma y no en el mensaje o comunicación, que es lo realmente importante.
Seguimos fijándonos en si una determinada frase es correcta desde el punto de vista gramatical, en si una determinada palabra tiene una cierta terminación…, y no nos damos cuenta de que lo realmente importante es ser capaz de comunicarnos, sin importar los errores que cometamos.
Como ya he dicho en varias ocasiones, todos cometemos errores constantemente, incluso en nuestra propia lengua materna, y no pasa absolutamente nada. Incluso habilidades como la pronunciación mejorarán en el futuro a través de la clave para todo, que es el “input” o información recibida, por lo que no debemos preocuparnos porque nuestro discurso no suene “muy nativo” en este momento, sino nuevamente en ser capaz de comunicarnos.
Además, y como veremos en el siguiente punto o error de los cursos de idiomas tradicionales, seremos capaces de producir unas determinadas palabras, frases o estructuras correctamente cuando las escuchemos de forma correcta un “x” número de veces, y no cuando nos las corrijan de forma consciente, como se cree mayoritariamente.
Esta idea de perfeccionismo que tenemos en nuestra sociedad y la demonización del error, no nos hacen ningún favor en el mundo de los idiomas (y en todos los aspectos de la vida, pero centrémonos en lo que nos ocupa), pues perjudican nuestra motivación, ganas de aprender, espontaneidad… El mayor problema, además, es que se ha instalado de alguna forma en nuestro subconsciente por el hecho de llevar toda la vida estudiando cursos de idiomas centrando nuestra atención en la forma.
En cualquier caso, mi recomendación es que nos olvidemos de centrar nuestra atención en la forma, tanto al hablar nosotros mismos como al escuchar a otra persona, y nos centremos en lo realmente importante que es la comunicación. Se que esto puede no resultar sencillo al principio por toda esta “programación subconsciente”, pero podemos empezar por sencillos hábitos como el de no corregir a alguien que sepamos que ha cometido un error gramatical, y veremos cómo nuestra atención se va centrando cada vez más en la comunicación y en el mensaje que queremos transmitir o recibir.
2. LA CORRECCIÓN DE ERRORES
Evidentemente, este hecho está estrechamente relacionado con el concepto anterior de centrar nuestra atención en la forma en lugar de hacerlo en el mensaje o comunicación.
El mayor problema de este concepto, como ya he comentado en múltiples ocasiones, viene de la falsa creencia de que al corregir un determinado error conscientemente seremos capaces de producirlo correctamente la próxima vez.
La corrección consciente de un error no hace que seamos capaces de producirlo correctamente la próxima vez, sino que necesitamos escucharlo varias veces de forma correcta para, de alguna forma, adquirirlo y ser capaces de producirlo correctamente de forma espontánea y natural.
Quiero poneros un par de ejemplos de la ineficacia de la corrección de errores para conseguir que seamos capaces de producirlo correctamente a posteriori.
Creo que a todos nos suena la regla de añadir “-s” a la tercera persona del singular del presente en inglés (play-plays, want-wants….). Se trata de una regla extremadamente sencilla desde el punto de vista consciente. Sin embargo, observamos constantemente como se siguen cometiendo errores al producirla. Pensad en la cantidad de veces que habréis oído hablar de la regla, en la cantidad de errores que habréis cometido relacionados con la misma y, sobre todo, en la cantidad de veces que se os ha corregido el error de forma consciente. ¿Todas estas correcciones os han ayudado a producirla correctamente la próxima vez? Dejadme adivinar, NO. Lo que os ha hecho adquirirla y ser capaces de producirla correctamente de forma espontánea es el hecho de haberla escuchado correctamente múltiples veces en contexto.
Cuando hablo de producirla me refiero al discurso verdadero en el mundo real y no a un determinado ejercicio en un exámen. Fijaos bien porque estoy seguro que todos hemos observado a alguien o incluso a nosotros mismos cometer errores con esta regla a pesar de ser perfectamente conscientes de su forma correcta.
El segundo ejemplo está relacionado con los niños pequeños y el español. Creo que todos hemos observado también cómo los niños pequeños suelen decir “rompido” en lugar de “roto” al principio. Esto se produce porque el mecanismo del lenguaje en su cerebro deduce la regla del participio a partir de otros ejemplos como “comer-comido” o “morder-mordido” (esto nos indica que no necesitamos estudiar la gramática conscientemente, por otra parte, sino que el mecanismo del lenguaje en nuestro cerebro la adquiere de una forma subconsciente). Vemos cómo los padres les corrigen de vez en cuando y les dicen que la forma correcta es “roto”. ¿Esto hace que lo produzcan correctamente la próxima vez? nuevamente, NO. La producen correctamente cuando la escuchan de forma correcta un número “x” de veces, lo que pasa que no nos damos cuenta de esto porque es un proceso subconsciente.
Pueden parecer dos ejemplos muy simples, pero fijaos bien en lo que he comentado y en sus implicaciones, porque para mí son realmente esclarecedores.
Creo que son bastantes evidentes y no hace falta comentar en profundidad los efectos negativos de la corrección de errores en cuanto a nuestra motivación, actitud… hacia los idiomas: miedo y vergüenza a hablar por temor a cometer errores, miedo a relacionarnos con hablantes de otras lenguas por la misma razón, indiferencia e incluso odio hacia los idiomas por la aparición de estos sentimientos…
Por tanto, la corrección de errores es un hábito muy arraigado que ya vemos las consecuencias que provoca, una doble pérdida bastante desastrosa: no ayuda a solucionar el problema que pretende solucionar y, además, arruina nuestra actitud y motivación hacia el aprendizaje de idiomas.
No creo que sea una casualidad el hecho de que he descubierto en los últimos años que los idiomas son mi pasión, mientras que nunca me habían llamado la atención especialmente en mis tiempos en el colegio, instituto… Al menos no llegué al punto del odio en esos tiempos, cosa que he observado en bastante gente.
3. FORZAR LA PRODUCCIÓN DESDE EL PRIMER DÍA
Otro de los grandes errores del enfoque tradicional gramatical y consciente de los cursos de idiomas. Por desconocimiento de los principios correctos, nuevamente creemos que deberíamos ser capaces de producir desde el primer momento cuando no es así.
Al aprendernos unas ciertas reglas gramaticales de forma consciente, creemos que deberíamos ser capaces de producir frases o estructuras relacionadas con las mismas, pero creo que nos hemos dado cuenta por las malas de que esto no sucede. Además, nos sentimos culpables y unos inútiles por no ser capaz de producir desde el primer momento algo que hemos aprendido de forma consciente, pero ya sabemos que no es nuestra culpa y que éste es simplemente el proceso por el que un idioma es adquirido. Necesitamos recibir mucha información hasta ser capaces de empezar a producir. El mayor problema no es sólo que nos sintamos culpables nosotros mismos sino que, en ocasiones, así nos lo hacen saber los profesores.
Esto lo digo desde el conocimiento, pues lo observé muchas veces en mis tiempos de alumno en la escuela, instituto… , y también sigo viendo esta actitud de culpa y frustración en varios de mis alumnos.
Vuelvo a repetir que tenemos delante de nuestras narices el ejemplo de los niños pequeños y seguimos sin hacerle caso. Y sabemos que funciona. Nadie se enfada con el niño porque no sea capaz de producir desde el primer momento. Simplemente, creemos en el proceso y sabemos que tarde o temprano se va a desarrollar su capacidad para hablar.
Dicho esto, puedo entender hasta cierto punto ese sentimiento de frustración al no poder hablar, pues nuestro nivel intelectual es el de un adulto y queremos hablar sobre cosas para las que no tenemos habilidades suficientes en dicho idioma. Entiendo que esto pueda ser frustrante, pero nuevamente sólo tenemos que confiar el proceso y veremos que seguimos progresando porque cada vez entendemos más y más. Además, nuestra capacidad para hablar empezará a aparecer poco a poco, ayudando esa incertidumbre existente debido a tratarse de un proceso subconsciente.
En el caso del niño pequeño, evidentemente no se preocupa por estas cosas porque no es consciente de ello, pero al final todo se basa en un cambio de mentalidad y en confiar en el proceso por el que sabemos que todos los niños adquieren su lengua materna.
4. EL ESTUDIO CONSCIENTE DEL LENGUAJE
Ya hemos visto que este punto está estrechamente relacionado con los tres anteriores y también hemos visto algunos de sus efectos negativos en el aprendizaje de idiomas.
Como ya he dicho en múltiples ocasiones, el estudio consciente del lenguaje, de sus reglas gramaticales… provoca que, al salir al mundo real e intentar hablar, tengamos que pensar conscientemente todo lo que queremos decir. Estamos acostumbrados a ejercicios y exámenes en los que tenemos todo el tiempo del mundo para pensar y responder, pero el discurso normal del mundo real no funciona así.
Esto provoca, además, ese discurso dubitativo con múltiples pausas que estoy seguro todos hemos observado alguna vez cuando alguien habla en un idioma distinto al suyo materno. Esto sucede, evidentemente, porque tiene que pensar conscientemente todo lo que quiere decir. Es, por otra parte, sumamente cansado hablar de esta manera. Imaginad lo que sería hablar de esta manera en nuestra propia lengua materna.
Todos hemos visto además la cantidad de horas de clases gramaticales de inglés que recibimos entre los 5 y los 18 años y también conocemos los resultados.
En mi caso personal, recuerdo empezar a estudiar polaco con el enfoque tradicional por desconocimiento de una alternativa, y cómo estaba avanzando hacia ninguna parte después de bastantes horas de estudio consciente.
Creo que, desafortunadamente, todos hemos vivido esto en nuestras propias carnes y, en el mejor de los casos, sólo nos ha llevado a desistir de esas clases determinadas. Conozco varios casos de gente que acabó odiando los idiomas por este tipo de enfoque para su aprendizaje. Y lo entiendo perfectamente.
Espero nuevamente que os haya gustado este artículo y, sobre todo, que os sirva para entender por qué no terminábais de aprender vuestro idioma deseado y para ver que la culpa no era vuestra en absoluto sino de la utilización de los principios incorrectos de adquisición de una lengua en los cursos de idiomas.
Gracias y espero vuestros comentarios. Estaré encantado de resolver vuestras dudas y responder a cualquier cuestión que tengáis en mente.
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